Niños que son víctimas de abuso por parte de sus familiares más cercanos, colegios donde no se puede proteger a los alumnos de los entornos escolares inseguros, muertes por desnutrición o por el descuido de sus padres y cuidadores son solo algunas de las noticias con las que comenzó el 2016, un panorama oscuro para la población infantil.
Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), solo durante el 2015 fueron reportados al Sistema de Información Misional 3.370 casos, de los cuales, 939 fueron por violencia sexual. Las localidades con más reportes fueron Ciudad Bolívar, Suba, Bosa, Usme y San Cristóbal. Y durante el 2016 ya se han reportado 52 procesos administrativos por violencia sexual.
Ni en los colegios los niños dejan de reportar casos de abuso. Se pudo establecer que durante el 2014 y el 2015 hubo 1.102 casos y 1.603, respectivamente, de posible abuso sexual, que puede ir desde una insinuación hasta acceso carnal violento, reportado desde las instituciones educativas públicas de Bogotá. Estos casos sucedieron en su gran mayoría en el hogar, en el entorno escolar y, por último, en el colegio. Un dato grave es que del total reportado, 53 (2014) y 80 (2015) fueron ejercidos por algún servidor de la red de educación pública, es decir, por profesores o directivos de las instituciones. (Lea también: La indignante historia de abuso sexual a una menor en Bogotá)
A todo esto se le suma que, hasta en los centros de cuidado del ICBF, ocurren tragedias, como la de una niña de 20 meses que murió en un hogar comunitario de Suba y cuya sede fue cerrada para no afectar la atención de los demás beneficiados.
¿Dónde están los abusadores? Expertos como Ricardo Ruidíaz, director de la Fundación Amigos Unidos, dice que en la familia los padrastros son los principales actores de maltrato y abuso, en un 15 por ciento en complicidad con la madre de los niños, seguidos de papá, abuelos, tíos y primos. “La edad de la víctima a la que más recurren los depredadores sexuales están entre los 5 y 13 años, con un aumento reciente entre los 0 y 4 años”. Ni hablar del turismo sexual o la trata de niños en sectores como el ‘Bronx’, entre otras ‘ollas’ de la ciudad.
De otro lado, muchos piensan que por ser la capital, fenómenos de desnutrición como los registrados en La Guajira no ocurren, pero otra es la realidad. Lo evidenció el caso de un bebé de 7 meses que llegó al hospital de Vista Hermosa sin signos vitales y con evidencias físicas de bajo peso y descuido.
Según el comandante de la estación de Ciudad Bolívar, coronel Diego Vásquez, el niño se veía muy delgado, con dermatitis, pañalitis y pesaba muy poco para la edad que tenía.
Una de las polémicas que desató este trágico episodio es que no es el único caso de muerte por desnutrición. Para el secretario de Salud, Luis Gonzalo Morales, el año pasado, el Distrito fue notificado de nueve casos sospechosos de mortalidad por y asociada a la desnutrición.
BOGOTÁ
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