viernes, 20 de julio de 2018

Las cifras de abuso infantil en Colombia son “aterradoras”

Al menos 11.290 menores sufrieron de abuso sexual en 2017 en Colombia, cifra, calificada como “aterradora” y confirmada por la directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Karen Abudinen, quien señaló que cada esos casos deberían ser atendidos por el Estado, solucionados por la Fiscalía y prevenidos por los adultos.
Las cifras de abuso sexual en Colombia muestran un panorama muy alarmante, puesto que indicán, que de los 15 millones 448 mil colombianos menores de 18 años,  más de 11 mil son víctimas de abuso infantil cada año.
Sin embargo, las estadísticas no reflejan la gravedad del problema, porque no todos los casos se denuncian o se conocen. Según el departamento de Medicina Legal, “no existe en el país un sistema de información o un seguimiento de lo que ocurre con la violencia contra la niñez”.

Relato reciente

Hace apenas dos semanas impactó en Colombia el caso de otra niña, esta vez de tres años de edad, que fue quemada con ácido y violada en una guardería ilegal de la capital. La pequeña, hija de una trabajadora sexual, fue intervenida de urgencia y tras pasar varios días en cuidados intensivos, logró sobrevivir.
En relación a estos actos, que se han incrementado con el tiempo, Karen Abudinen señaló que “pareciera que el país padece de un cáncer que hizo metástasis en el tema de violencia contra la niñez”. Declaró también que en los últimos 10 días en el organismo se habían atendido cerca de 5.600 denuncias de abusos contra menores.
Colocó algunos ejemplos que han trascendido a la opinión pública: “El caso de un bebé con tres días de nacido dejado en un matorral en el departamento de Risaralda y otro caso de una madre en el departamento de Tolima que lanzó su hija de siete años a un río y luego se suicidó”, refirió.
“Me pregunto ¿dónde están las familias colombianas? ¿será que el ICBF debe ser la única institución encargada de proteger a los niños? Toda la sociedad, todas las instituciones, las administraciones, municipales y departamentales, deben ser responsables”, resaltó la funcionaria.
Por su parte, Carlos Valdés, director del Instituto de Medicina Legal, hizo un llamado de atención al pueblo colombiano. “Cuidemos más al ser humano, estamos haciendo grandes campañas para cuidar a los animales y no hacemos ni una sola para cuidar a nuestros niños que son las mayores víctimas de los delitos”, afirmó el la institución.


Leer en: https://www.elciudadano.cl/genero/cifras-abuso-infantil-colombia-aterradoras/06/14/#ixzz5Loa72v78

La dolorosa historia de los niños explotados sexualmente en Colombia




Bogotá, en las orgías con niños los que más participan son turistas extranjeros.
Foto:
Annie Spratt. Unsplash

13 de junio 2018 , 08:23 p.m.
¿Sabía usted que en Colombia hay, en este momento, 37.000 niños que son víctimas de la explotación sexual?

Son tan pobres que necesitan conseguir dinero para que sus familias tengan comida, o para comprar algo de ropa, o para poder pagar los libros y cuadernos que les piden en las escuelas, o para cancelar en la farmacia del barrio los medicamentos de la madre enferma.
Según las investigaciones que viene dirigiendo en estos días el procurador general, Fernando Carrillo Flórez, cerca del 95 por ciento de esos niños han caído en 
semejante abismo empujados por la misma causa dolorosa y terrible: la pobreza.

En su mayoría tienen de doce a catorce años y gran parte de ellos fueron contactados, la primera vez, con propuestas falsas en las redes sociales, haciéndoles creer que les iban a dar trabajo como camareros o meseras. Terminaron atrapados en una telaraña de esclavitud sexual con turistas nacionales y extranjeros.

En el mapa colombiano, la víctima más afectada es Cartagena, por ser la primera ciudad turística del país. Hasta hace algún tiempo, a esos turistas sexuales solo se les podía ver en las noches de viernes y sábado, merodeando por el centro histórico cartagenero. Pero, como no hubo nadie que los metiera en cintura, ahora mariposean todos los días, incluso a la luz del sol, por plazas y callejones, en bares y restaurantes, en parques y playas. Casi siempre tienen una falsa apariencia de seductores y, si ya es de noche, llevan una copa en la mano.
Chancletas y guayabera
La mayoría son extranjeros, pero también los hay que proceden del interior de Colombia. Cuando uno se los encuentra en una esquina, no sabe si llevan puesto su uniforme de turistas o si están disfrazados para que no los reconozcan las autoridades... como si por aquí hubiera autoridades.

Por eso fue que el procurador Carrillo, hace dos meses, en un acto público, describió su apariencia atinadamente, con una definición certera. “Son turistas de gafas negras, chancletas y guayabera”, dijo, en una reunión pública, celebrada en Cartagena, y a la cual concurrieron funcionarios del Estado, líderes comunales, empresarios privados, padres de familia.

Ese mismo día el Procurador encabezó la firma de un pacto de trabajo con funcionarios nacionales, locales y regionales que se comprometieron en una especie de cruzada para prevenir y erradicar la explotación sexual infantil.
‘Rumba dura’ en Medellín y Bogotá
El “turismo sexual”, como se le conoce popularmente, se ha ido convirtiendo en una costumbre terrible en los últimos años. Viajeros que llegan de todas partes explotan sexualmente a esos niños. Muchas veces, para mayor indignación y más rabia, ni siquiera les pagan con dinero, sino que les dan sobras de comida para que lleven a la casa. Si ese no es el precio más vil de la infamia, entonces no sé qué diablos pueda ser.

El año pasado, en un comentario editorial, EL TIEMPO afirmaba que ese turismo sexual ha empobrecido aún más a Cartagena, y daba cuenta, además, de lo que está pasando ahora en Medellín, donde se ha puesto de moda la venta de los llamados “paquetes de rumba dura”, que incluyen hotel, pornografía infantil, entrega de la virginidad. Hay quienes ofrecen al viajero hasta consumo de drogas, en una modalidad que ha sido bautizada como “narcoturismo”.

Una situación similar se está viviendo en Bogotá. Ya se ha detectado, en la propia capital, que en estas orgías con niños los que más participan son turistas que vienen de Estados Unidos, algunos países europeos y asiáticos, e, incluso, del vecindario suramericano.

Barranquilla también ha empezado a verse afectada con casos de abuso sexual infantil. Y lo mismo está ocurriendo en ciudades fronterizas como Cúcuta. No se escapa ni Leticia, en la tupida selva amazónica. Como si fuera poco, el problema se ha agravado en los últimos tiempos, con la creciente migración venezolana.
En pequeñas poblaciones
Luz Myriam Castaño Marulanda, procuradora delegada para los derechos de los niños y la familia, me dice que, desgraciadamente, el fenómeno está creciendo y ya no se limita solamente a las grandes capitales. 
–Hemos detectado otros corredores de esa explotación infantil en las vías que comunican a Bogotá con el departamento del Tolima –me informa la procuradora delegada.

Y, por insólito que parezca, Cartagena no figura entre las ciudades que más denuncian esos atropellos. Parece que a nadie le importara lo que está pasando. Debe ser porque la ciudad está muy ocupada posesionando cien alcaldes cada mes.

–El mayor número de denuncias por delitos sexuales contra los menores de edad –agrega la señora Castaño– se ha presentado hasta ahora en Bogotá, Medellín, Bucaramanga, Cali, Pereira. También en la pequeña población de Manaure, en La Guajira, y en su capital, Riohacha. Cerca de Bogotá se han detectado muchas denuncias, especialmente en Soacha y Zipaquirá.
La Fiscalía y los ciudadanos
Ante semejante panorama, y con el lema de que las personas no son una mercancía que pueda venderse, la Procuraduría General le pidió a la Fiscalía que se uniera a la causa, teniendo en cuenta, para empezar, que, según lo establece el Código Penal, la explotación sexual con fines comerciales de una persona menor de 18 años puede ser sancionada hasta con 33 años de cárcel.
Fue entonces cuando el procurador Carrillo convocó, en abril pasado, una reunión urgente en Cartagena. Además de funcionarios y expertos, asistieron delegados de la hotelería, las agencias de turismo, los comerciantes, los barrios de la ciudad.

La clave, sin duda, está en la participación activa de los ciudadanos, lo que ahora se conoce como la sociedad civil. Se acordó, por ello, que sean los adultos quienes promuevan en sus comunidades, y especialmente entre sus propias familias, la formación de redes y grupos para proteger a los niños.
La clave (para frenar la explotación sexual infantil), sin duda, está en la participación activa de los ciudadanos.
Internet, celulares, colegios
La Procuraduría, en su intensa campaña de erradicación y prevención por todo el país, pide que participen en ella las escuelas, que son parte esencial en la vida infantil.

–Los profesores y directivos de colegios deben estar unidos con los padres de familia para desarrollar una pedagogía que permita detectar tempranamente ese tipo de violencia –dice la delegada Luz Myriam Castaño–. También deben difundir entre los jóvenes y sus familias las formas de atención y de denuncia cuando se presenta un caso.

Esa tarea de escuelas y familias se vuelve especialmente útil en épocas como la actual, repleta de nuevas tecnologías. “Celulares, computadores y páginas de internet son los medios a través de los cuales los proxenetas, traficantes sexuales, están capturando a los muchachos”, añade la señora Castaño.
Y la empresa privada
Ante el llamado que está haciendo la Procuraduría General, otro segmento de la sociedad colombiana que empieza a colaborar en la campaña es el de los empresarios privados, especialmente aquellos que tienen relación con las actividades turísticas.

–Anato, el gremio que congrega a las agencias de viajes y turismo –explica la procuradora delegada–, está promoviendo entre sus afiliados la idea de identificar los lugares donde se facilita la explotación infantil.
Así mismo, dichas empresas, al igual que varias cadenas de hoteles, están preparando a sus empleados para que se vuelvan promotores de la protección de la niñez, para que sean sus agentes defensores y reporten a las autoridades los posibles casos de explotación.

De la misma manera, la Cámara de Comercio de Cartagena se está sumando, con sus afiliados, a la lucha cívica que ha iniciado la Procuraduría.

Esta cruzada tiene que ser global y coherente ante los turistas que llegan a nuestras ciudades buscando niños, ante los hoteleros sin escrúpulos que brindan sus negocios para que allí se cometan todas las aberraciones, ante los proxenetas que reclutan menores de edad para ofrecerlos como mercancía y ante las propias autoridades que se hacen de la vista gorda.
Otro tema
Lo que viene a continuación no tiene relación alguna con lo que venimos hablando, sobre los niños y la explotación sexual, pero, ahora que menciono los nuevos sistemas tecnológicos de comunicación, comprendo que ya resulta inevitable ocuparme de ello y hacer las siguientes precisiones.

Confieso que estoy hasta la coronilla con los textos falsos que me atribuyen a mañana y tarde en las redes sociales. Circulan con mi nombre como si yo fuera el autor. Sobre todo en estas épocas electorales.

Amigos y gentes amables, a las que no conozco, me los hacen llegar todo el día, y siempre con la misma pregunta, la frase más repetida que he leído en los últimos tiempos: “¿Esto realmente es tuyo?”. No, no es mío. Tal como tuve oportunidad de explicarlo el año pasado, en estas mismas páginas, yo no escribo ni una sola letra para esas redes sociales, que están plagadas de farsantes y manipuladores. Lo que yo tengo que decir lo digo aquí, en estas crónicas y en este periódico.
Epílogo
Los portales de tecnología no solo están llenos de embaucadores sino, incluso, de ladrones: en la última estupidez que me atribuyen –repleta de unos monumentales desatinos no solo de criterio sino de redacción, de gramática y hasta de ortografía– se robaron una “s” de mi apellido. Aparezco firmando ese esperpento como si yo me llamara Gosain.

Por todas esas razones, a cada ciudadano gentil que me pregunta si eso lo escribí yo, le respondo siempre lo mismo:

–No, señor. Yo sé que escribo mal, pero no tanto…

JUAN GOSSAIN

Especial para EL TIEMPO

El Abuso Sexual Infantil es un problemática universal



Maritza Rocío López Vargas
El Abuso Sexual Infantil es un problemática universal, que por décadas ha estado presente en los diferentes escenarios de la vida cotidiana;  indistintamente del lugar de procedencia,  clase social, nivel educativo, religión u orientación sexual; miles de niños y niñas han sido víctimas de éste tipo de violencia, atentando contra su vida y dignidad; un hecho que genera en las víctimas confusión, desconfianza, inseguridad, sufrimiento, culpa, vergüenza, impotencia,  trastornos del lenguaje, dificultades para dormir, caminar, enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados o abortos inducidos.
Negar esta realidad, señalar al niño o niña de ser el responsable de los hechos, creer que la forma de vestir incita al abuso, priorizar las necesidades de los adultos sobre los infantes, carecer de apoyo emocional en el seno familiar, no contar con profesionales idóneos que atienden oportuna y pertinentemente esta problemática, desconocer las páginas web frecuentadas por los hijos, los riesgos de ser contactados a través redes de pornografía infantil, tener horarios demasiados laxos o permisivos frente al uso de la internet, no brindar pautas para prevenir el abuso sexual infantil o no identificar a tiempo las señales del mismo; permite que el abuso se perpetúe, obstaculiza la supervivencia, calidad de vida y sano desarrollo de los niños víctimas de éste delito.
Este panorama compromete a la familia, sociedad y estado a generar, promover y garantizar entornos para la supervivencia, desarrollo, salud física y mental de los niños; urge acabar con la indiferencia y desidia social; rodear a las instituciones del Estado garantes de derechos, dejar de satanizar las actuaciones y decisiones de las Autoridades Administrativas competentes; ejercer un mayor control a los programas de televisión que presentan una sexualidad desmesurada, que erotiza el ambiente, que promueve la pornografía  y convierte a la mujer, en un objeto sexual.
El tema de la educación sexual ha sido desvirtuado por algunos, haciendo del sexo un tema de moda, algo mundano, convirtiéndolo en una necesidad física alejada de la razón, valores y principios humanos, que guíen la toma de decisiones, la conciencia de los actos  y el reconocimiento, de las consecuencias que traen consigo.
Es muy importante que al interior de las familias, se brinden condiciones para prevenir la ocurrencia del Abuso Sexual Infantil; hablar abiertamente con los hijos sobre este tema, ofrecerles recursos para su autocuidado y protección, identificar situaciones que pueden ponerlos en riesgo, evitar el maltrato infantil, la violencia intrafamiliar, el consumo de drogas ilícitas y comprender que nada justifica el abuso sexual infantil.  Este delito no se debe ocultar y mucho menos callar, denunciar y atender tanto a la víctima como el abusador, se convierte en un mecanismo de prevención y erradicación de ésta conducta destructiva, para la psiquis e integridad humana.